Consejo: Máquina de deshidratar

Al final... me decidí a comprar una máquina de deshidratar alimentos.
Por supuesto, lo hice a través de mis amigos de LA CASA DE LAS ENVASADORAS AL VACÍO, una tienda online seria y con precios inmejorables (las veces que les he escrito con alguna duda o problema con el pedido, me han contestado inmediatamente).
Quien siga este blog, habrá observado que uso setas (sobre todo boletus), y que, fuera de temporada, las compro deshidratadas, aunque se trata de un producto algo caro (alrededor de 6 euros por una pequeña bolsa).
Eso me animó a comprar yo mismo en temporada distintos tipos de setas, deshidratarlas y conservarlas al vacío.
Naturalmente, me lo habría pensado si hubiera usado sólo la máquina para deshidratar setas, pero intención también de preparar snacks de frutas o verduras para "matar el gusanillo" sin consumir demasiadas calorías y aprovechando las vitaminas y fibra de esos productos (que apenas se pierden en el proceso).
No engañaré a nadie: la máquina es voluminosa y un poco ruidosa (tampoco hay que asustarse: es el ventilador que tiene lo que hace algo de ruido) y, como ocurre con cualquier electrodoméstico, debe estar a mano para resultar útil.
Una vez solventado el tema del espacio, sorprende su versatilidad: se compone de una base, cinco cestas apilables y la parte superior, en la que reside una resistencia y un ventilador, que reparte aire caliente para acelerar el proceso de deshidratación. El aparato funciona con 1, 2, 3, 4 o 5 cestas colocadas, teniendo en cuenta que el proceso es más rápido cuanto menos alimentos y número de cestas hayamos puesto.
Probé a deshidratar shiitake (Lentinula edodes), calabacín en rodajas y zanahorias en taquitos.
Las setas se hicieron antes y quedaron perfectas; las etiqueté y envasé al vacío para usarlas cuando me hagan falta. Las verduras quedaron perfectas para picar.
El segundo uso fue para hacer snacks de frutas: manzanas de golden, kiwis, melocotón y naranjas, todo partido en rodajas de dos a cuatro milímetros... Perfecto, sobre todo las manzanas, que han quedado con una textura crujiente y agradable, además de un sabor estupendo.
Otros usos que le pienso dar es deshidratar pimientos rojos para triturarlos y añadirlos en polvo a los guisos, mondaduras de naranja y limón en polvo para postres o dar un toque ácido a ciertos platos de caza o pescados, deshidratar flores para hacer adornos... las posibilidades son muy amplias.
Conclusión: te la recomiendo si tienes sitio para guardar la máquina y te gusta tener a mano para cocinar setas o champiñones deshidratados en cualquier época o te apetece tener fruta deshidratada como snack o para mezclar con nata o yogur, verduras para tomar como aperitivo o añadir a los guisos.

4/10/2010: Este fin de semana, deshidraté unos pimientos de piquillo frescos y los pasé por la picadora hasta conseguir polvo. Es un aderezo muy interesante. Lo probé con unas setas al ajillo y le daba un sabor distinto.

Caracoles andaluces

Antes de comenzar, señalar que, en muchas regiones españolas, se conoce como "caracoles" a los de tamaño más pequeño (como los de esta receta), llamando "cabrillas" a los de mayor tamaño.

Ingredientes:

- 1/2 Kg. de caracoles cocidos. Pueden comprarse frescos, lavarlos bien y cocerlos o buscar en grandes superficies bolsas con los caracoles ya cocidos (como en la imagen).
- 1/2 Cebolla.
- 1/2 Pimiento verde.
- 1 Tomate pequeño.
- 1 o 2 hojas de hierbabuena (menta).
- 1 Guindilla.
- Agua.
- Aceite de oliva.
- Sal.

Se pican bien el pimiento, la cebolla y el tomate y se ponen a pochar con un chorro de aceite, añadiendo sal.
Cuando está hecho (la cebolla transparente y el pimiento blando), se pasa por el pasapuré o se le añade un vaso de agua, se pasa por la batidora y se tamiza en un chino; el caso es que el caldo no tenga pieles y quede homogéneo y suelto.
Se lavan los caracoles ya cocidos y se echan en una cazuela con las verduras pasadas, se echa sal, la hierbabuena, la guindilla partida y se cubren con agua.
Se deja hervir a fuego medio hasta que el caldo ha tomado el sabor de los caracoles. Hay que tener en cuenta que los caracoles no se cuecen con sal (ni siquiera tienen sal los comprados), por lo que absorberán sal, y hay que probarlos antes de dar por finalizado el caldo por si hubiesen quedado sosos.
El plato está mejor de un día para otro.